jueves, 6 de junio de 2013

CONTESTADOR


Al oir la tercera señal deje su mensaje

Bip…bip…bip…. 

Don Santiago, que soy yo, Jacinto, que, que… verá usted…No sé como decírselo. Ya sé que estas cosas se hablan a la cara. Vamos, con un par de… No es que yo no los tenga, ¿sabe usted?... No lo tome a mal, pero el caso es que ella no me va, y no crea que no he puesto empeño…Que es muy siesa, blandengue y que lo único que quiere es cama y más cama y más cama. En el desayuno, muda, comida, nada, cena, menos aún. ¿Qué más quiere que le cuente?...
Que no la quiero, que me asusta su misteriosa mirada de largas pestañas, su
boca siempre abierta. Que me aturulla su cuerpo y que su sexo me produce escozor. Que, en una palabra Don Santiago, que se la devuelvo. Está la pobre un poco desmejorada, quizá en algún momento no aguantó mi peso. Se la envío esta misma tarde, arreglada, coqueta y tan presentable como me la entregó usted a mí. Le  he metido todos sus enseres al igual que las instrucciones, sin abrir, porque su funcionamiento es muy sencillo. Lamento
que al inflarla se le quede un pecho algo caído y mustio, debió venir mal de fábrica. Ah, y que la caja es la original.  La que pone: manténgase alejada del alcance de los niños y, fabricada en la CEE, aunque en la etiqueta se les haya colado lo de made in China. Bueno don Santiago, que esto chupa mucho y ya no me quedan más monedas. Recuerdos a su señora. Ya pasaré un día por el sex shop a saludarles…
 
Suena un biiiiip y la llamada se corta.

miércoles, 5 de junio de 2013

Una Pincelada de Mi Libro (Vendrán más)

Mi nombre es Gervasio Manuel Díez de Orleans y Fernández de Córdoba. Tengo cuarenta años recién cumplidos y la melancolía me aboca a la escritura. Soy Marqués de Ribatejada, futuro Duque de Pedrezosa y dos veces Grande de España. Resido en  La Casona, un palacete que ha pertenecido a mi familia por generaciones y que mis padres cuidan con el mismo esmero que sus antepasados, exceptuando al decimotercer Duque que era un viva la Virgen y que hubiera dilapidado el patrimonio si no llega a ser porque murió pronto aquejado una cirrosis hepática galopante. Mi economía es mala pues dependo de la asignación semanal que me entrega mamá si mi comportamiento ha sido aceptable. Soy vago de profesión o lo que se llama hoy un ni ni, que ni estudia ni trabaja. Y bien sabe Dios que puse empeño en  unos estudios que abandoné en tercero de Derecho, frustrado  por no alcanzar el ingreso  en la tuna de la Facultad plañendo la pandereta. Y es que aparte de la simpatía, versatilidad y don de gentes, cualidades que sin duda poseo, había que realizar unas contorsiones imposibles como requisito indispensable para obtener la plaza...

lunes, 20 de mayo de 2013

EL FAN DE MARGOT



Estuviste maravillosa como siempre, querida. No, hoy no he comprado los periódicos pues siempre dicen lo mismo: La bella Margot, espectacular, recibe los aplausos y vítores de un teatro enfebrecido. ¿Yo?. En el mismo palco  en el que cada noche te veía salir radiante y espléndida para entregarte al personaje de la mujer angelical que cae rendida en los brazos del amado,  dejándome el corazón henchido de pena, desconsuelo y celos. Ya lo sé. Me lo has dicho miles de veces pero no logro acostumbrarme. En las primeras representaciones cuando José Ramón besaba tus labios con esa pasión desbordada que parecía escapársele del alma, salía al pasillo rumiando mi furia. Ya lo sé, ya sé que me pongo pesado por eso no insisto. Qué alegría Margot ver como una vez tras otra, el telón baja, sube y vuelve de nuevo a bajar como doblegándose al encanto de tu interpretación prodigiosa.¿La prensa?. Cómo te va a tratar, como la diva que eres. ¿Sabes estuve tentado a entrar en tu camerino, pero la multitud era tan apabullante que hasta la policía tuvo que desplegar un cordón que impedía el paso. Claro que le dije que era tu mayor fan, el personaje tragicómico que cae inerte si alguna vez no sigue los pasos que marcas. Londres, París, Roma, Milán y luego el salto a América, Nueva York, Boston, Chicago, Las Vegas. ¿Cómo?, A sí, claro, lo olvidaba, Dublín y Asia y todo el mundo que se postra atónito al oir esa voz que traspasa las fronteras de lo humano para convertirse en divino. ¿Mis cosas?. Mis cosas van mejor, ¿sabes? En la pensión todos te adoran y me piden entradas para verte. El otro día sorprendí a Doña Paca, la patrona, cogiendo a hurtadillas tu fotografía y llevándosela al pecho con inefable gozo. Por cierto, Don Francisco,  el que te conté que se quedó viudo, anda ya en líos con una lotera de Fuencarral. Parecen dos tortolitos. Primero se miran, luego él le guiña un ojo, y como dos pipiolos enamorados, entrelazan sus manos bajo la falda camilla. El amor Margot que no conoce la frontera de los años. Pero no te preocupes por mí, aquí aunque no sobrado en cuartos, voy tirando lo que me queda de vida y visitándote en este tu teatro que aunque frío y tétrico, intento que esté lo más acogedor posible, Claro que te quiero, cómo no voy a hacerlo después de tantos años. Claro que añoro tus risas, tu mirada clara y limpia y la vez que me tendiste la mano para que te la besara. El tacto de esa piel suave de dedos largos y estilizados, el perfume que despedía tu cuerpo agotado por el cansancio. Ves me estás haciendo llorar y sé que esto no te gusta.
- Don José. Son las nueve y vamos a cerrar. Ya sabe que por mí..
-  Ya lo sé hijo. Un momentito que ya me despido. 

Hay que ver Margot cómo está la juventud de hoy en día, miran el reloj como deseando que el tiempo pase más rápido de lo que lo hace. Pero bueno, las normas se han hecho para respetarlas. Te he traído un ramito de margaritas. Con la pensión que me ha quedado, no me da para mucho más. Bueno cariño. Me marcho. La lápida te la he dejado reluciente, ya sé lo coqueta y aseada que eres. ¿Le has preguntado al de arriba si vas a tardar mucho más en venir a buscarme?. No, si es por estar preparado. 

- Señor, No se olvide el sombrero.

- Gracias. Ayúdame a levantar, estos huesos….

- Don José. ¿Quiere apoyarse en mi brazo?.

- Te lo gradezco, hijo. ¿Sabes?. Esta es la tumba de Margot Rodríguez San Pedro. Una diva como no ha habido otra igual.  

La noche se cierne en el cementerio, Don José, renqueante se aleja del brazo del joven que escucha con una sonrisa benévola...
Detrás, detrás quedan los muertos dejándonos como una reliquia su vivo recuerdo.

lunes, 13 de mayo de 2013

PUBLICACION DE MI PRIMER LIBRO

Al final fue tan fácil como coger un folio, sacar punta al lápiz, poner cara de escritor  y dejar que la imaginación volase hasta poder presentaros este libro repleto de  relatos escritos con LETRAS MAYORES para todos los públicos.

domingo, 20 de noviembre de 2011

EL VOTO

Vota el rico en su riqueza,
a quien quiere y le apetece,
vota el pobre que merece
poder pagar la hipoteque.
Vota el que manga y cargo pretende,
vota el indignado indiferente,
y en el mundo en conclusión,
todos votan lo que votan
aunque ninguno lo entiende.
Yo voto que estoy aquí,
de este apesumbrar cansado,
y soñé con otro Estado,
más sonriente y feliz.
¿Qué es el voto?,
Un frenesí
¿Qué es el voto?
Una prisión,
una sombra
una ilusión,
Y ningún voto es pequeño,
pues todos los votos
son sueños,
y los sueños,
pues éso,
Sueños son

Que Calderón de la Barca me perdone

domingo, 16 de octubre de 2011

CUENTO MEDIEVAL

Cuentan que por aquellos tiempos, un labriego
volvía a casa una tarde de calor sofocante con la bolsa repleta de monedas fruto de la venta de las hortalizas que cultivaba con esmero en el terreno que era de su propiedad, y con él, una
preciosa morisca que había comprado en la subasta de esclavos. Tan hermosa era que a su paso tanto hombres como mujeres, dejaban sus labores para admirar a la que con ojos asustados, se contorneaba al ritmo del vaivén del destartalado carromato.
Era la joven tan hacendosa, que limpiaba, cocinaba, faenaba en los campos y con una gratitud infinita cuidaba del hombre que la había rescatado del tormentoso futuro que le aguardaba de haber caído en otras manos.
Pronto la expectación que emanaba esta criatura generó que mozos barbilampiños, jóvenes de lívido insaciable, hombres solteros y casados, buscaran innumerables pretextos para conseguir sus favores, pues de todos era conocido la avanzada edad de su dueño y el poco apetito sexual con
que debería satisfacer a la moza.
No ajeno a tales circunstancias y temeroso de que algún desalmado, la desflorara, decidió encerrarla por la noche y liberarla con la llegada del alba.
Un día de fiesta, acertó a pasar por los alrededores un buhonero charlatán que vendía pócimas que remediaban cualquier mal, incluido el de la fogosidad que debe preceder a los amores.
Atraído por sus incesantes voceríos, y comprobada la eficacia de sus remedios, púsose el hombre en la fila donde los parroquianos esperaban los suyos para aliviar sus dolencias. Cuando le tocó el turno, expuso su inquietud por no poder satisfacer a su esclava, a lo que el charlatán, joven de buena presencia, le respondió que debía conocer a la moza para evaluar si su pócima haría efecto.
Quedaron en verse al atardecer y fue tal lai mpresión que ella causó en él y el rubor sofocante de ansia desbordada que afloró en la muchacha que un deseo irrefrenable nació como un pacto de silencioso amorío.
- Tengo la solución a su problema- dijo al labriego poniéndole en las manos una botella de líquido negruzco de la que debía probar un trago cada noche y durante una temporada. Sólo dos condiciones tenía que guardar. No tocar fémina alguna en tanto el remedio no surtiera el efecto deseado y no pagarle hasta comprobar los milagrosos resultados.
Muy contento el hombre regresó a su casa ydespués de proceder al encierro de su preciosa criatura, tomó, no uno, ni dos, sino tres largos tragos vaciando a la mitad el contenido del frasco, notando como el líquido recorría su cuerpo y un irrefrenable sopor le invadía quedando profundamente dormido, circunstancia que propició el encuentro de los jóvenes que se amaron sin cesar una y otra vez, y otra vez más.
Y folgaron, folgaron, folgaron.
Y retozaron, retozaron, retozaron.
Y pasó el tiempo y con él, más noches y más amoríos hasta que tan bella flor quedó embarazada, con el consiguiente disgusto por las represalias que el amo iba a tomar.
Y el joven decidió poner fin a tales escarceos.
Y así una la noche, cuando el anciano tras encerrarla, tomó los tragos convenidos y el sueño no tardó en llegar, el frenético y cumplidor amante aprovechó a desnudarlo y depositarlo en el catre de la moza que de la misma guisa yacía.
A la mañana siguiente, atónito despertó el anciano y viéndose despojado de sus prendas y al lado de una muchacha que se desperezaba satisfecha creyó que la ventura había llamado por fin a su puerta.
- ¿Qué sueños ha tenido, mi señor? –preguntó.
- Placenteros, a fe mía, placenteros.
Y así con la felicidad en el rostro, pagó l osservicios al buhonero quien, silbando una melodía, azuzó los viejos percherones que tiraban de su destartalado carromato, hasta desaparecer por un recodo del camino.

Moraleja:
Cuando al despertar tu cuerpo veas desnudo, asegúrate que “tu falo” por la noche ha estado duro.





domingo, 19 de diciembre de 2010

ME GUSTAS

Me gustas cuando ríes y cuando lloras. Me gustas cuando hablas o cuando enmudeces porque de tus silencios siempre se aprende algo. Me gustas cuando sufres porque ese dolor te sale del alma y brota de ti como flechas ensangrentadas que tiñe de tonos rojos el amanecer. Me gustas cuando sueñas porque esos sueños contagian de puro magnetismo. Me gustas cuando tocas el piano porque las notas se esparcen por la estancia inundándolo todo de armoniosa melodía que llena de paz mi alma atormentada. Me gustas cuando amas con ese amor que derriba fronteras y hace que descanse en un remanso de paz. Me gustas por la avidez con que lo miras todo empapándote a rebosar de las cosas bellas de la vida. Me gustas cuando sonríes porque con esa sonrisa iluminas la obscuridad de los obscuros pensamientos. Me gustas cuando haces el amor porque consigues transportarme al cielo de los placeres infinitos. Me gustas por el color de tus ojos verdes empapados del frescor del rocío. Me gustas por tu pelo color oro. Me gustas por tu olor a lavanda después de la ducha. Me gustas porque te conviertes en mi oración de buenas noches y con la que saludo al nuevo día. Me gustas por tus piernas crecientes y tu falda menguante. Me gustas por la frescura de tus pensamientos desbocados cual potrillo al que acaban de destetar. Me gustas por el optimismo gratuito que derrochas con tu sonrisa. Me gustas por tu voz melosa que se cuela en mis sentidos y es capaz de aniquilar mis pensamientos adulterados de sonidos incoherentes. Me gustas por tu entrega generosa. Me gustas por la ternura con la que dices te quiero, te quiero, te quiero. Me gustas porque haces que el gustar sea un gusto. Me gustas porque eres el descanso del guerrero tras una cruenta batalla. Me gustas por permitirme ocupar un plano en tus fotografías, de compartir mi vida contigo. Y me gustas porque me has acompañado hasta la frontera que delimita la vida con la muerte y te sientas a mi lado en esta fría sala a la espera del Juicio Final, mientras observamos como la inmensidad del infinito, nos aleja de esa pelota redonda y achatada por los polos que alguno dio por llamar planeta Tierra. Amén y así sea.