Me gustas cuando ríes y cuando lloras. Me gustas cuando hablas o cuando enmudeces porque de tus silencios siempre se aprende algo. Me gustas cuando sufres porque ese dolor te sale del alma y brota de ti como flechas ensangrentadas que tiñe de tonos rojos el amanecer. Me gustas cuando sueñas porque esos sueños contagian de puro magnetismo. Me gustas cuando tocas el piano porque las notas se esparcen por la estancia inundándolo todo de armoniosa melodía que llena de paz mi alma atormentada. Me gustas cuando amas con ese amor que derriba fronteras y hace que descanse en un remanso de paz. Me gustas por la avidez con que lo miras todo empapándote a rebosar de las cosas bellas de la vida. Me gustas cuando sonríes porque con esa sonrisa iluminas la obscuridad de los obscuros pensamientos. Me gustas cuando haces el amor porque consigues transportarme al cielo de los placeres infinitos. Me gustas por el color de tus ojos verdes empapados del frescor del rocío. Me gustas por tu pelo color oro. Me gustas por tu olor a lavanda después de la ducha. Me gustas porque te conviertes en mi oración de buenas noches y con la que saludo al nuevo día. Me gustas por tus piernas crecientes y tu falda menguante. Me gustas por la frescura de tus pensamientos desbocados cual potrillo al que acaban de destetar. Me gustas por el optimismo gratuito que derrochas con tu sonrisa. Me gustas por tu voz melosa que se cuela en mis sentidos y es capaz de aniquilar mis pensamientos adulterados de sonidos incoherentes. Me gustas por tu entrega generosa. Me gustas por la ternura con la que dices te quiero, te quiero, te quiero. Me gustas porque haces que el gustar sea un gusto. Me gustas porque eres el descanso del guerrero tras una cruenta batalla. Me gustas por permitirme ocupar un plano en tus fotografías, de compartir mi vida contigo. Y me gustas porque me has acompañado hasta la frontera que delimita la vida con la muerte y te sientas a mi lado en esta fría sala a la espera del Juicio Final, mientras observamos como la inmensidad del infinito, nos aleja de esa pelota redonda y achatada por los polos que alguno dio por llamar planeta Tierra. Amén y así sea.
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