Al
oir la tercera señal deje su mensaje
Bip…bip…bip….
Don
Santiago, que soy yo, Jacinto, que, que… verá usted…No sé como decírselo. Ya sé
que estas cosas se hablan a la cara. Vamos, con un par de… No es que yo no los
tenga, ¿sabe usted?... No lo tome a mal, pero el caso es que ella no me va, y
no crea que no he puesto empeño…Que es muy siesa, blandengue y que lo único que
quiere es cama y más cama y más cama. En el desayuno, muda, comida, nada, cena,
menos aún. ¿Qué más quiere que le cuente?...
Que
no la quiero, que me asusta su misteriosa mirada de largas pestañas, su
boca
siempre abierta. Que me aturulla su cuerpo y que su sexo me produce escozor.
Que, en una palabra Don Santiago, que se la devuelvo. Está la pobre un poco
desmejorada, quizá en algún momento no aguantó mi peso. Se la envío esta misma
tarde, arreglada, coqueta y tan presentable como me la entregó usted a mí.
Le he metido todos sus enseres al igual
que las instrucciones, sin abrir, porque su funcionamiento es muy sencillo. Lamento
que
al inflarla se le quede un pecho algo caído y mustio, debió venir mal de
fábrica. Ah, y que la caja es la original.
La que pone: manténgase alejada del
alcance de los niños y, fabricada en la CEE,
aunque en la etiqueta se les haya colado lo de made in China. Bueno don
Santiago, que esto chupa mucho y ya no me quedan más monedas. Recuerdos a su
señora. Ya pasaré un día por el sex shop a saludarles…
Suena
un biiiiip y la llamada se corta.